Las Chicas - Emma Cline

Título: Las Chicas.
Título Original: The Girls.
Saga: Autoconclusivo.
Autora: Emma Cline.
Editorial: Colofón - Anagrama.
Colección: Panorama De Narrativas.
Fecha de Publicación: Septiembre de 2016.
ISBN: 9786078441839
N° de Páginas: 337
Goodreads

Sinopsis: California. Verano de 1969. Evie Boyd, una adolescente insegura y solitaria a punto de adentrarse en el incierto mundo de los adultos, descubre a un curioso grupo de chicas que ronda un parque: visten de un modo descuidado, van descalzas y parecen vivir felices y despreocupadas, al margen de las normas. Días después, un encuentro fortuito propiciará que una de esas chicas –Suzanne, unos años mayor que ella– la invite a acompañarlas. Viven en un rancho solitario y forman parte de una comuna que gira alrededor de Russell, músico frustrado, carismático, manipulador, líder, gurú. Fascinada y perpleja, Evie se sumerge en una espiral de drogas psicodélicas y amor libre, de manipulación mental y sexual, que le hará perder el contacto con su familia y con el mundo exterior. Y la deriva de esa comuna que deviene secta dominada por una creciente paranoia desembocará en un acto de violencia bestial, extremo.

Gracias a Colofón por el ejemplar para esta reseña.

Opinión Personal:

Cualquier persona que alguna vez en su vida haya visto una serie policiaca como Mentes Criminales, CSI o hasta La Ley Y El Orden e incluso se pase el día viendo el canal de Investigation Discovery como yo, habrá escuchado alguna vez de Charles Manson y los horripilantes sucesos que rodean su existencia. Es por ello que tenía cierta curiosidad de leer este libro, además de que últimamente había leído muy buenas reseñas de el por lo que mis expectativas eran sumamente altas, así que si debo de ser completamente sincera me decepciono un poco.

Evie Boyd es una adolescente que en los últimos meses se ha enfrentado al divorcio de sus padres, además suele ser una chica insegura con una necesidad fuerte de atención y amor. Su única amiga es Connie, con quien comparte el gusto por escuchar canciones melancólicas y tristes, además de fumar con ella, la hierba que Connie le roba a su hermano mayor Peter, Evie siente una atracción hacia Peter lo que hace que en ocasiones la pequeña Boyd diga más de una mentira para llamar su atención. Hace un par de días diviso a tres chicas, pero especialmente una de ellas llamo su atención debido a la seguridad que esta aparentaba poseer, ahora después de un tiempo y cuando su mundo está desmoronándose un poco más, vuelve a encontrarse con aquella chica de cabello negro y largo que a Evie le parece tan misteriosa.

Es en ese segundo encuentro donde la vida de Evie cambiara por completo, cuando las chicas insistan que las acompañe al rancho donde viven, en aquel lugar conoce la vida que ellas llevan y al hombre al que veneran como un dios, Rusell. Desde aquel día la personalidad de Evie cambiara por completo haciendo lo posible por siempre mantener contenta a Suzanne, y ayudando económicamente al grupo que vive en aquel lugar, incluso en ocasiones llegara a robarle a su propia madre para juntar más dinero y así complacer a sus nuevos amigos. En la búsqueda de la atención que ha buscado durante toda su vida, Evie recorrerá un camino peligroso del que no será consciente debido a la burbuja de falsa felicidad en la que Suzanne la introducirá.

Este libro es genial, es curioso que no me haya encantado tanto como pensaba que lo haría pero aun así se y creo que es un libro realmente fenomenal, con una buena narración y una visión extraordinaria y realista de la adolescente insegura que recorre ese camino sacrificando a su verdadero ser en busca de la aceptación. Debo de ser sincera, para ser la primera novela de la autora es sumamente magnifica, creo que Emma Cline ha demostrado un gran potencial, una forma maravillosa de crear una historia atrapante por lo que estoy segura de que tendrá una carrera muy exitosa y también sé que le daría una oportunidad a otro de sus libros sin pensarlo demasiado, porque la pluma que posee es extraordinaria.   

Claramente no soy una especialista en el tema pero creo que Rusell quien personifica a Charles Manson así como los personajes de las tres chicas de la familia Manson, y la historia real en la que la autora se basó son muy bien adaptadas para dar a conocer no solo los crimines, sino la vida de las chicas y lo que las orillo a cometer acciones tan atroces, el cómo se demuestra que a veces la manipulación e influencia de una persona puede llegar a un lugar oscuro sin límites. Y quizás eso es uno de los puntos que más me gusto del libro, que demuestra lo que una persona es capaz de hacer cuando se siente solo y busca ser aceptado.  

Creo fielmente que si este libro está siendo tan bien aceptado no solo es por la pluma asombrosa de la autora, sino también porque las situaciones de aceptación, soledad e inseguridad por las que un adolescente atraviesa en su crecimiento son tan bien entendidas y plasmadas que es fácil identificarte en la historia. Evie es un personaje lleno de inseguridades, con una falta de amor propio evidente que la lleva a meterse en un camino de minas del que nunca se percata, aun en su etapa de adultez sigue buscando esa aceptación a pesar de haber experimentado una situación del que muchos pensaríamos que aprendería la lección.

Definitivamente Evie no es la adolescente normal a la que estamos acostumbrados en los libros, es una chica con varios problemas emocionales y de autoestima que se deja llevar por una nube de felicidad falsa en su desesperación por pertenecer por fin a un grupo que dice aceptarla como es, aunque el personaje es bastante completo como para hacerse con el protagonismo, me hubiera gustado que con los años Evie se convirtiera en alguien más feliz, capaz de desprenderse de esa necesidad de ser aceptada.

Me gustó mucho que se dejara de lado al personaje de Manson para indagar más en los miembros de su familia, en conocer un poco más la mente detrás de las personas que eran manipuladas por el líder. Suzanne es un personaje que se nos presenta desde el principio como una chica misteriosas capaz de hacer que las personas se giren cuando se atraviesan en su camino pero creo que este personaje es engrandecido demasiado por Evie, pero que al mismo tiempo se demuestra que en verdad era una persona sin conciencia con el solo objetivo de complacer las más perversas ideas y planes de Rusell. En cuanto a las otras chicas creo que el envolverse en un entorno tan enfermizo desde muy jóvenes es lo que provoco que perdieran la noción de lo que estaba bien o lo que estaba mal, o quizás es probable que esa maldad las haya acompañado siempre. Los padres de Evie son personas que desde mi perspectiva se preocupaban más por ellos que por su hija, que su felicidad era mucho más importante que hacer sentir a su hija querida, por lo que creo que en parte son responsables de las decisiones de Evie, en cuanto a los demás personajes se puede entender porque Evie se siente tan sola, poco comprendida y tan poco aceptada, pues no sería de extrañar que con personas egoístas y un tanto crueles, nuestra protagonista se sintiera de la forma en que lo hacía.

“Hay que destruir para crear, todo ese rollo hindú”.

“¿Cómo le iba a importar? Estaba perdida en esa noción profunda y segura de que no había nada más allá de su propia experiencia. Como si las cosas pudieran seguir un solo camino, como si los años te llevasen por un pasillo hasta la sala en la que aguardaba tu yo inevitable: embrionario, listo para ser revelado. Qué triste era descubrir que a veces nunca llegábamos hasta allí. Que a veces vivíamos la vida entera deslizándonos por la superficie mientras pasaban los años, desdichados”.

“El cuerpo exterior es un reflejo del ser interior”.

“Más tarde vería que el miedo había estado siempre ahí”.

“Pero yo me quede callada, intentando imaginar cómo sería eso: que alguien te conociera tan bien que os  hubieseis  convertido casi en la misma persona”.

“Como me gustaba machacarme de esa forma, atizar mis sentimientos hasta volverlos insoportables”.

“La libertad de ser tan joven que nadie esperara nada de mi”.

“Sentía como el odio se endurecía en mi interior, y era casi agradable, lo grande que era, lo puro e intenso”.

“Los relatos de los supervivientes de desastres no empiezan nunca con una alerta de tornado o con el capitán anunciando un fallo de motor, sino siempre mucho antes: con la insistencia en que percibieron una extraña cualidad en la luz aquella mañana, o un exceso de electricidad estática en las sabanas. Una discusión sin sentido con un novio. Como si el presentimiento de la catástrofe se entretejiera con todo lo que había venido antes”.

“Esa era la diferencia. Todas las demás chicas creían que era el director el que escogía. Pero en realidad era yo la que le decía al director, a mi manera secreta, que el papel era mío”,

“Las mentiras ilusas de costumbre, de una insuficiencia trágica. ¿Alguien se las creía realmente? Como si el destello cegador de tus esfuerzos pudiese despistar a la muerte e impedir que fuera a por ti, que el toro corriese detrás del paño rojo resoplando inofensivo”.

“Mi secreto estaba muy enterrado, pero no dejaba de estar allí”.

“Y, de todas formas, ¿hasta dónde se puede llegar a conocer a alguien?”.

“Pobres chicas. El mundo las engorda con la promesa de amor. Cuanto lo necesitan y que poco recibirán jamás la mayoría de ellas. Las canciones pop empalagosas, los vestidos descritos en los catálogos con palabras como “atardecer” y “Paris”. Y luego les arrebatan sus sueños con una fuerza violentísima; la mano tirando de los botones de los vaqueros, nadie mirando al hombre que le grita a su novia en el autobús”.

“Envidiaba la seguridad de Víctor, la sintaxis idiota de los justos. Esa creencia –la de que el mundo tenía un orden visible, y que lo único que teníamos que hacer era buscar sus símbolos-, como si el mal fuese un código que podía ser descifrado”.

“Ya estaba empezando a entender que la admiración de otro exigía algo de ti. Que tenías que moldearte en torno a ella”.

“No sabía que su odio nos hacía más poderosas”.

“Aunque puede que no hiciese falta aplicarse tanto: no me prestaba tanta atención como para que mereciese la pena el esfuerzo”.

“Que rápido volvían las antiguas lealtades, el impulso animal de la manada. Quería caerles bien”.

“Vi cuanto la desquiciaba aquella situación nueva y desconcertante. Su hija no se había metido nunca en ningún problema, siempre había tirado sin resistencia, tan pulcra y autosuficiente como esos peces que limpian ellos mismos la pecera. ¿Por qué iba ella a molestarse en esperar otra cosa o a prepararse siquiera para la posibilidad?”.

“Y puede que mi padre llamara a mi madre, pero ¿Qué iban a hacer ellos? ¿Qué castigo podrían imponerme? No sabían a donde había ido. Había escapado de su radio de visión. Hasta su preocupación era emocionante, en cierto sentido: llegaría un momento en el que tendrían que preguntarse por qué me habría ido, una culpabilidad turbia emergería a la superficie, y no tendrían más remedio que sentirla con toda su fuerza, aunque fuese solo por un segundo”.

“Negó con la cabeza y vi en su cara un leve atisbo de preocupación por mí, un reconocimiento, pensé yo, de lo valiente que era. Aunque debería de haber sabido que cuando los hombres te advierten de que vayas con cuidado, a menudo te están previniendo de la película oscura que les pasa a ellos por la cabeza. Alguna ensoñación violenta que los impulsa a exhortarte con culpabilidad a volver “sana y salva a casa””.

“Había acritud en el tono de su voz, un aguijonazo de auténtico resentimiento. A lo mejor debería haberme asustado. Un hombre mayor que yo, que veía que estaba sola, que creía que le debía algo: eso era lo peor que podía creer un hombre”.

“Como el niño que cree que su madre, velándolo a la hora de dormir, ahuyentara a los monstruos. El niño que no sabe descifrar que tal vez su madre también tenga miedo. La madre que comprende que no puede hacer nada por protegerlo salvo ofrecer su propio y débil cuerpo a cambio”.

“Pero no había nada más que la certeza terrible e inmediata: nunca habíamos estado unidas. Yo no había significado nada”.

“Mi furiosa conmoción debía de despedir alguna clase de barrera protectora que los ahuyentaba: me dejaron en paz”.

“Sus teatrales muestras de apoyo tenían una base de envidia: la mala suerte era lo bastante inusual como para resultar glamurosa”.

“El odio era fácil”.

“Todos queremos que nos vean”.

Es un libro que he disfrutado, que al igual que algunos otros donde tratan esta temática de asesinos y cosas similares ha terminado traumándome un poco, pero creo que lo que más podría causar temor en una historia como esta, es el hecho de que cada vez somos más conscientes de hasta dónde puede llegar la maldad y esa parte perversa en un ser humano, en cómo es fácil dejar de reconocer lo que está mal y lo que está bien. También creo que demuestra que a veces los padres abandonan un poco no la obligación que tienen con sus hijos, más bien la responsabilidad que tienen de amarlos y de procurar que sus hijos sepan que sin importar como se sientan ellos siempre pertenecerán a un circulo donde las personas podrán amarlas, creo que este libro además de mostrar la maldad de las personas, muestra también lo fácil y peligroso que es el poder de la manipulación en la persona equivocada y lo peligroso que puede ser esto, también demuestra que un entorno carente de amor puede llevar a las personas por el camino equivocado. 

Veredicto:

“Las chicas” es el debut soñado de cualquier autor. Una historia muy bien creada que plasma por completo los sentimientos, temores y anhelos de una chica involucrada en un peligroso grupo, así como te hace sentir el temor y la repulsión ante los asesinatos, demostrando que una persona que puede convencer a otra de que el mar es amarillo, puede ser la persona más peligrosa del mundo, especialmente si cuenta con fieles seguidores que creen sus ideales al pie de la regla.  

Sobre la escritora:

Emma Cline (Sonoma, 1989) es licenciada en Bellas Artes, y cursó un máster en escritura creativa en la Universidad de Columbia. Ha trabajado como lectora para The New Yorker y ha publicado textos de ficción en revistas como Tin House o The Paris Review, que en 2014 la consideró merecedora de su Plimpton Prize. Las chicas, su primera novela, llega precedida de un murmullo de expectación internacional: los derechos de traducción se han vendido en treinta y cinco países, y el reputado productor Scott Rudin planea adaptarla a la gran pantalla.

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