Título Original: Tan Solo Un Segundo.
Saga: Autoconclusivo.
Autora: Virginia S. McKenzie.
Editorial: Ediciones Urano - Titania.
Colección: Titania Fresh.
Fecha de Publicación: 7 Septiembre 2017.
ISBN: 9788416327270.
N° de Páginas: 352.
Goodreads
Sinopsis: «En tan solo un segundo, el mundo se tiñó de negro y ya nada volvió a ser lo mismo» Hannah tenía un futuro prometedor en aquello que más amaba: la danza sobre hielo. Una meta por la que había luchado junto a Nicholas, su mejor amigo y compañero, durante los últimos diez años. Hasta que el error de otro le demostró lo efímeros que pueden ser los sueños. Mikhail hace mucho que olvidó lo que era disfrutar al salir a la pista. Es más, tras la lesión que lo obligó a retirarse del patinaje artístico, creyó que nunca tendría ocasión de recordarlo. Sin embargo, el destino parece dispuesto a darle la oportunidad de volver a competir y, sobre todo, de cumplir una promesa grabada con tinta en su cuerpo. Claro que para ello tendrá que convencer a Hannah de que juntos pueden lograr grandes cosas. Para ambos, luchar por un nuevo comienzo significará tener que hacer frente a sus heridas emocionales, porque solo si son capaces de curarlas encontrarán la manera de vivir y amar sin fronteras.
Gracias a Ediciones Urano por el ejemplar para esta reseña.
Opinión Personal:
Advertencia: Esta reseña puede contener spoilers.
Supe de la existencia de este libro desde la sexta quedada bloguera cuando la editorial nos lo presento como novedad. Desde que vi la portada, que por cierto me pareció sumamente hermosa, hasta la sinopsis supe que era un libro que tenía que leer. Así que cuando se presentó la oportunidad no lo dude ni un momento, pues el patinaje artístico es uno de mis deportes preferidos y moría de ganas de leer un libro con dicha temática. Aunque si bien termino gustándome, hubieron partes que no me convencieron del todo.
Hannah y Nick no solo han sido
mejores amigos desde pequeños, también han compartido la pista de hielo al ser
pareja en patinaje artístico. Su éxito los ha llevado lejos, aunque aún tienen
mucho por recorrer y medallas por conquistar. Sin embargo todo está a punto de
cambiar cuando ambos sufren un accidente que cambiara su vida radicalmente. Después
de aquel fatídico accidente Hannah se sentirá culpable por lo sucedido, por lo
que renunciara a sus sueños de seguir sintiendo la pista de hielo bajo sus
pies. Misha fue uno de los mejores patinadores sobre hielo, hasta que una
tragedia familiar lo hizo renunciar y limitarse a ser un tipo de consejero
sobre técnicas de patinaje, pero algo en su interior lo ha hecho cambiar de
opinión, los sentimientos de volver a su antigua profesión lo han llevado a
viajar en búsqueda de la que está seguro, será la única que puede cumplir con
el papel de su nueva compañera, para regresar al mundo de patinaje artístico.
Aun cuando parezca que las cosas
mejoran, se enfrentaran a varias circunstancias que los hará sentir que sus
fantasmas del pasado aun los persigue, por lo que deberán afrontar a su peor
enemigo, ellos mismos, si desean que las lecciones del pasado los ayude a
mejorar el presente y a ver un futuro con mucha más claridad y felicidad de lo
que ahora puede parecer. Por fortuna, tendrán a un grupo de amigos
incondicionales para apoyarlos en todas sus decisiones, tanto buenas como
malas.
Antes de proseguir me gustaría
pedir una disculpa por no poder realizar una historia sin spoilers, pero para
poder explicarme me sentir en la necesidad de explicar un par de cosas que
quizás podrían revelarles cosas importantes de la trama.
Me encanto el hecho de que fuera
una historia llena de mensajes, de historias de superación, pues a
pesar de que los protagonistas se enfrenta a etapas demasiado difíciles, tristes y duras, son pocos los momentos en los que se dan por vencidos, pues siempre buscan salir del agujero al que se han metido para encontrar una nueva luz. A pesar de que si, puede haber demasiado drama en esta historia, en ningún momento se siente saturado o de sobra, pues la autora sabe combinar a la perfección los momentos de romance, bromas, dramas y de la vida en sí, creando un perfecto equilibrio. Es un excelente debut para la autora, pues logro crear un libro completamente disfrutable, con personajes entrañables que te regalaran más de una lección de vida con cada una de sus experiencias.
pesar de que los protagonistas se enfrenta a etapas demasiado difíciles, tristes y duras, son pocos los momentos en los que se dan por vencidos, pues siempre buscan salir del agujero al que se han metido para encontrar una nueva luz. A pesar de que si, puede haber demasiado drama en esta historia, en ningún momento se siente saturado o de sobra, pues la autora sabe combinar a la perfección los momentos de romance, bromas, dramas y de la vida en sí, creando un perfecto equilibrio. Es un excelente debut para la autora, pues logro crear un libro completamente disfrutable, con personajes entrañables que te regalaran más de una lección de vida con cada una de sus experiencias.
Si bien son más los buenos
momentos a los malos, si hay un par de estos últimos que hicieron que la
lectura no me agradara del todo, al menos que no fuera perfecta. De nueva
cuenta soy consciente de que se trata de un libro de Titania pero aun así no me
agrado que hubiera ciertos intercambios de diálogos con dos de los personajes,
donde pareciera que lo único que querían decir entre palabras es que les
interesaba tener sexo y solo eso, o al menos a mí me lo pareció, también hubo
una escena erótica que al menos personalmente siento que era innecesaria,
especialmente porque son interrumpidos por quien menos te imaginabas.
A este
punto también le tengo que agregar una frase que contiene el libro que dice: “Me
tragué cuatro películas románticas para coger ideas. Habría visto más, pero me
bajó la regla”, no me lo tomen a mal pero me parece un poco tonto que Misha
sienta que para ser sensible es necesario tener algo tan básico en las mujeres
como la regla, si, quizás sea un poco tonto de mi parte pero así me lo pareció,
una disculpa si no piensan igual que yo. Aunque también de Misha me molestaba
mucho sus insinuaciones sexuales.
Tengo que decir que siento que
Nick llevo la peor parte, estoy de acuerdo en que Hannah sufrió mucho psicológicamente
por el accidente, pero Nick perdió casi todo en él, especialmente su más grande
sueño de poder seguir disfrutando del patinajes sobre hielo.
Aunque por otro lado, si bien comprendo su actitud de ermitaño, creo que en ocasiones se sobrepasaba con ciertas personas al ser tan rudo, especialmente con sus padres.
Aunque por otro lado, si bien comprendo su actitud de ermitaño, creo que en ocasiones se sobrepasaba con ciertas personas al ser tan rudo, especialmente con sus padres.
Hannah es un personaje con el que
no logre conectar mucho, me gusto el hecho de que en ningún momento dejara sus
sueños por el hecho de que podría hacer sentir mal a alguien, pues de cierta
forma sabía que también sus sentimientos contaban y el hecho de que se negara a
seguir realizando su sueño, no iba a regresar el tiempo y arreglar las cosas,
si soy sincera tengo que confesarles que aún no logro encontrar la razón por la
que en algunos momentos me desquiciaba un poco.
De Nick me gustó mucho su evolución, era un chico que daba las cosas por sentado, que su mayor
aspiración además de tener éxito en su carrera era tener una chica diferente cada cierto tiempo y después de su accidente, logro abrir los ojos y darse cuenta que había cosas mucho más importantes que ser un casanova, además es un súper amigo.
De Nick me gustó mucho su evolución, era un chico que daba las cosas por sentado, que su mayor
aspiración además de tener éxito en su carrera era tener una chica diferente cada cierto tiempo y después de su accidente, logro abrir los ojos y darse cuenta que había cosas mucho más importantes que ser un casanova, además es un súper amigo.
Misha me encanto, desde un
comienzo con todas sus tácticas para intentar convencer a Hannah de ser su
pareja de patinaje logro robarse mi corazón, aun con ser un ruso bastante
encantador, desesperaba un poco que fuera tan cerrado con situaciones de su
pasado, quizás porque aún no estaba preparado para compartir esos recuerdos. Abby,
la mejor amiga de Hannah me agrado mucho aunque es el tipo de chica que casi
siempre suele hablar en doble sentido, es una persona bastante leal que siempre
está ahí para quienes más la necesitan.
Pero definitivamente mis favoritos fueron tres personajes: Tristán y los M&M, son sensacionales, los ame de principio a fin y me divertí con ellos como hace mucho no lo hacía con unos personajes, así que, Virginia si algún día lees esto, por favor, tienes que darnos un libro con Max y Mitch, por favor. Es que son tan geniales y graciosos, que es imposible no amarlos. Como siempre, los personajes secundarios lograron captar un poco más mi atención que los principales.
Pero definitivamente mis favoritos fueron tres personajes: Tristán y los M&M, son sensacionales, los ame de principio a fin y me divertí con ellos como hace mucho no lo hacía con unos personajes, así que, Virginia si algún día lees esto, por favor, tienes que darnos un libro con Max y Mitch, por favor. Es que son tan geniales y graciosos, que es imposible no amarlos. Como siempre, los personajes secundarios lograron captar un poco más mi atención que los principales.
“La vida es tan incierta que la
felicidad debe aprovecharse en el momento en el que se presenta”.
“Nunca hay que conformarse.
Siempre hay que buscar la forma de avanzar, de crecer, de hacerte grande en
todo lo que haces”.
“La vida es condenadamente
corta”.
“¡Haz solo lo que te haga
feliz!”.
“Podías conocer la verdad dentro
de ti y aun así escoger ignorarla. Sin embargo, compartirla con alguien, en
cierto modo, la hacía irrevocable, solida”.
“Y me lo habían arrebatado. Me
habían arrancado una parte esencial de lo que era.
Ni yo misma llegue a pensar nunca
cuanto dolería”.
“Todavía hoy me hacia sonreír el
pensar que a una cosita de tres kilos le bastara rodearme el dedo índice con su
mano diminuta, y acurrucarse contra mi pecho mientras lo sujetaba en mis brazos
por primera vez, para robarme el corazón”.
“Yo para él y él para mí”.
“Mantén siempre la esperanza.
Aunque a veces fuera casi
imposible aferrarse a ella”.
“No, no estaba siendo modesta ni
me estaba infravalorando. Sabía lo que valía, pero en el deporte, como en la
vida, tenías que ser consciente de que siempre habría quienes pudieran
igualarte o superarte”.
“Estaba cansada de luchar contra
mí misma”.
“Lucha. Lucha por lo que quieres,
en cada cosa que haces y hasta el límite de tus fuerzas, para que cuando todo
se desvanezca solo queden sonrisas de satisfacción y no remordimientos”.
“Hacer lo correcto no debería de
doler tanto, ¿verdad?”.
“No puedes sentirte culpable por
querer seguir adelante. Lo que ocurrió fue una tragedia y tú una de las víctimas,
no la causante, por eso no deberías castigarte como lo haces”.
“Ya eres adulta y madura para
tomar tus propias decisiones y cometer tus propios errores, aunque me gustaría
que pensaras en algo: dentro de diez años, ¿podrás mirar atrás y no
arrepentirte de la decisión que has tomado? Si la respuesta es sí, seca esas
lágrimas y ven abajo a ayudarnos a tu abuela y a mí a preparar el almuerzo. Si
es que no, ya puedes salir corriendo a buscar a ese muchacho. Solo te pido que
seas sincera contigo misma, que te olvides de todo y todos y te limites a
escuchar a tu corazón, por difícil que sea. Se lo que es mirar atrás y desear
haber tomado otras decisiones, no quiero que tu tengas que ansiar lo mismo”.
“La afirmación sonó y supo a
veneno, el mismo que me corroía las entrañas, que me recorrían las venas, que
me transformaba en un completo y despreciables desconocido”.
“Su dolor alimentaba mi furia,
porque, si alguien tenía derecho a sufrir, era yo, no ella. Yo, que había
perdido para siempre esa parte de mí mismo que me hacía ser quien era”.
“¿En qué clase de desgraciado me
convertía el encontrar consuelo en su sufrimiento? Hacerle daño me aliviaba, me
hacía sentir menos solo. Y eso, a su vez, por contradictorio que resultara, me
asqueaba, porque en el fondo la entendía”.
“Saber a lo que te enfrentabas te
evitaba muchos problemas”.
“Caer está permitido, ¡levantarse
es obligatorio!”.
“El cuerpo humano es extraordinario
y aterrador al mismo tiempo, una maquina perfecta en su imperfección”.
“Por patético que fuera, me
sentía al borde de las lágrimas a causa de la impotencia y la vergüenza”.
“Cuando te ocurría lo que a mí,
la gente que te rodeaba no paraba de repetirte que te acostumbrarías, que todo
pasaría. No entendían lo difícil y desgarrador que era.
¿Cómo aprendías a vivir de nuevo
cuando gran parte de ti había muerto?
Ya no me reconocía, mis piernas
no me pertenecían, mis sentimientos tampoco. Era como si la oscuridad de
aquella noche me hubiera absorbido. Podía percibir los sonidos, los colores,
los sabores que me rodeaban como flashes que desaparecían nada más llegar, sin
darme la oportunidad de disfrutarlos. El dolor y la cólera era lo único que permanecía:
constantes, estables, inacabables…
Y no quería seguir sintiéndome
así, ni podía soportar el continuar haciendo tanto daño a la gente que amaba.
Dios, necesitaba dejar de sentirme humillado y traicionado por mi propio
cuerpo. Deseaba para de esconderme de todo y de todos, y de odiarme a mí mismo”.
“–¿Qué haces en el porche tan
temprano?
–¿Ser el sol que ilumine tu
mañana?”.
“Los brazos que me habían acogido
más veces de las que podía recordar dentro y fuera de la pista me mantenían
alejada. Los ojos que casi siempre desprendían un brillo pícaro y risueño
rebosaban dolor, cólera y desesperanza. Los silencios antes cálidos se
volvieron incomodos; las conversaciones distendidas y despreocupadas sobre
cualquier tema se hicieron tensas y esquivas, porque ninguno quería hablar de
un tema que se había convertido en tabú. Y era muy difícil obviar aquello que
estaba presente en la gran mayoría de los recuerdos que compartías con otra
persona”.
“Mis huesos sanaron, mientras
otras heridas invisibles quedaron abiertas, como piezas perdidas que no
lograban encajar en el puzle al que había quedado reducido mi mundo”.
“Y lo cierto era que lo
necesitaba: para desahogarme, para dejar salir todo lo que no me veía capaz de
reconocer ni siquiera ante mí misma”.
“Te convierte en humana. No
puedes culparte por ser feliz. Es cierto que, en ocasiones, de las peores
experiencias a la que nos enfrentamos en la vida surgen nuevos horizontes, pero
en nuestra mano esta elegir el camino”.
“¿Cómo podía dejar de sentirme
tan mal por sentirme bien?”.
“El miedo es un freno. Es mejor
lanzarse y perder que nunca haberlo intentado”.
“Y yo creo que el que no
arriesga, no gana. Además, es un desperdicio vivir la vida a medias”.
“Ocultar ciertos detalles de mi
vida era casi una segunda naturaleza para mí, y hacia mucho que había dejado de
importarme mentir al respecto”.
“No dejes que nadie te importe lo
bastante como para que te duela no desvelar los secretos que ocultas en tu
corazón”.
“La esperanza era tentadora y
seductora, sobre todo cuando te has llevado tanto tiempo perdido y por fin
encuentras un lugar al que sientes que perteneces”.
“A veces creía que toda la
oscuridad que había ido creciendo en mi interior acabaría por explotar a través
de todos y cada uno de mis poros. Y no estaba seguro de si llorar; gritar o
reír de pura histeria resolvería nada”.
“Todo es muy fácil cuando se ve
desde afuera”.
“Entendí que por mucho miedo que
nos diera, y me daba autentico terror, arriesgar el corazón era lo que nos daba
vida. Y esta no esperaba a nadie, seguía su camino, de nosotros dependía saber
aferrarnos a las oportunidades que nos brindaba, para que así, en la última
estación, no tuviéramos que preguntarnos, “¿Y si…?”
Conocía demasiado bien los
remordimientos que acarreaba aquel interrogante. Durante años, había mirado
atrás con esas dos palabras resonando como un eco constante en mi mente”.
“No iba a pensar en el pasado,
tampoco en el futuro. Solo iba a alargar la mano y aferrarme al presente”.
“No voy a besarte esta noche. Porque
la primera vez que te bese de verdad, no será para que pruebe tus propias
lágrimas. Cuando te bese como he deseado hacerlo desde hace mucho, será para
que te ahogues en mi sabor y yo en tuyo, para que te estremezcas por mis
caricias y el roce de mi lengua, no por las imágenes que pueblan tus
pesadillas”.
“No estoy preparado.
En realidad si lo estaba. Era el
miedo el que hablaba. Miedo a derrumbarme”.
“Puedes hacerlo. Puedes hacerlo.
Puedes hacerlo.
Ese se había convertido en mi
mantra en el último mes y medio. Me ayudaba a concentrarme, a alejar los malos
pensamientos y el pesimismo, al menos la mayoría de las veces, lo que ya era un
gran avance”.
“No era fácil, mis emociones
seguían siendo un caleidoscopio que giraba una vez tras otra sin control, y
hacia que todo en mí se encendiera y se apagara con cada vuelta. Era luz y
oscuridad, debilidad y fortaleza, cobardía y valentía, ilusión y desesperanza,
amor y odio, pasado y futuro”.
“Es difícil pasar mucho tiempo
sin ver mi preciosa cara, crea adicción”.
“Y eso me hizo sentir un latigazo
de dolor que dio paso a una opresión asfixiante en el pecho. Deseé apartar la
mirada, darme la vuelta y dejar que la negatividad tomara las riendas. Quise
vaciar mi alma con un grito agónico y desgarrador. Preguntarle por enésima vez
al destino, a Dios o cualquiera que fuera la identidad superior que jugara con
nosotros: ¿Por qué yo?”.
“Nunca había tenido una relación
seria. No obstante, no me hacía falta para saber que las cosas podían torcerse
con o sin ayuda de terceros, sobre todo en nuestro entorno, donde era fácil
sucumbir al estrés y la presión”.
“Si algo he aprendido es que hay
que vivir el ahora. Es bueno pensar en el futuro, tener sueños, objetivos,
aunque no hay que perder de vista el presente. Debemos aprovechar cada día al
máximo de nuestras posibilidades, porque puede que mañana ya no podamos
hacerlo. Había muchas cosas que deseaba hacer y no las hice porque tenía todo
el tiempo del mundo, las deje para más adelante, para un momento más oportuno…
Y ahora ya no son ni siquiera una
opción”.
“El dolor nos convertía en seres
egoístas y, muchas veces, crueles”.
“–Quiero cambiar, superarlo,
aunque no sé si algún día mi nueva realidad se hará más sencilla de vivir.
–No se hace más fácil, no
desaparece, eres tu quien mejora, quien se fortalece”.
“La euforia burbujeo en mi
interior y tuve que reír. Lo hice como no lo había hecho en mucho tiempo, desde
el alma, desde lo más profundo del corazón, desde las horas perdidas y los
sueños rotos que hallaban de nuevo esperanza, desde el dolor que desgarraba,
desde la felicidad que creía olvidada. Reí hasta quedar sin aliento. Reí hasta
que las lágrimas velaron mis ojos y mi pecho se llenó con un grito liberador
que rompió las cadenas que me tenían preso”.
“Un caballero debe defender su
gallardía cuando esta es puesta en entredicho”.
“Claro que lo que se ve desde
fuera no siempre es reflejo de lo que ocurre de puertas para dentro”.
“No todos procesamos el dolor de
la misma forma y me inclino a pensar que a ellos, en vez de unirlos, los
separó”.
“Ese fue el día en el que aprendí
que el dolor físico aplacaba la ansiedad emocional. Era la válvula de escape
que me descomprimía el pecho en aquellos momentos en los que mi mundo se me
hacía demasiado pesado”.
“Caer en los viejos hábitos sería
lo fácil: al fin y al cabo, era lo que cada célula de mi cuerpo clamaba que
hiciera para aliviarlas de su agonía”.
“No iba hablarle de mis miserias,
ni de los actos que me avergonzaban, ni de las pocas cosas que me arrepentía de
no haber hecho en esta vida antes de que fuera demasiado tarde. No podía
hacerlo”.
“El corazón era caprichoso. No
entendía de cuando, de quien, ni de dónde”.
“Durante los últimos meses había
aprendido que la felicidad radicaba en uno mismo, en la forma en la que te
enfrentabas al mundo. Las circunstancias influían, en especial si eran adversas
y dolorosas, pero en tu mano estaba dejarte cegar por lo malo o abrir los ojos
y buscar lo bueno”.
“Quería que aprendiera a
detenerme y observar cada detalle a mi alrededor. Que entendiera que, pese a
todo, si estabas atento, podías encontrar esa gota de felicidad escondida en
las pequeñas cosas. Y que si las atesorabas una a una quizá, solo quizás,
acabaría por formar un océano”.
“No todas las mujeres corremos a
por el móvil para hablar con nuestras mejores amigas tan pronto ocurre algo.
Las hay que preferimos compartir ciertas cosas en persona, aunque tengamos que
esperar para hacerlo”.
“Si, sabía bien lo que era no
querer hablar de ciertas cosas. ¿No me convertía eso en una hipócrita? Quizá.
Pero a diferencia de Mikhail no transforme aquellos sucesos en secretos que me
carcomían por dentro. Conocía el alivio que proporcionaba el compartir el peso
con aquellos que me importaban y se
preocupaban por mí. Y eso era lo que quería para él”.
“Después de todo, había sido un
niño muy bueno al lograr dominarme para no arrancarle la cabeza a nadie”.
“En los momentos en los que la
oscuridad que me había engullido durante tanto tiempo amenazaba con asomar, era
capaz de contenerla, de centrarme en cuanto había avanzado en los últimos
meses; pequeños pasos que para mí significaban mucho porque me daban fuerza,
algo a lo que aferrarme”.
“–¿Preparado para tener la mejor
primera cita de tu vida?
–Nací preparado. Pero me siento
en la obligación de advertirte de que a lo largo de los años he dejado el
listón bastante alto en ese campo”.
“Lo necesitaba. Me haba dado
cuenta de que cuanto más lograba hacer por mí mismo, menor era la frustración y
la rabia y mayor la sensación de libertad, de plenitud, de volver a ser yo”.
“Durante meses habían sufrido al
verme perdido en mi propio infierno de resentimiento y desesperación sin poder
hacer nada para evitarlo, más que permanecer a mi lado. Y lo estuvieron en todo
momento, pero era yo quien tenía que querer salir de ese espiral”.
“Lo que me hizo perder un buen
puñado de puntos de carisma. Menos mal que tenia de sobra”.
“El porte y el encanto ya lo
tienes. Aprende a cocinar y ya no te dejara escapar”.
“Ya había dicho que tenía puntos de
carisma de sobra para permitirme perder unos cuantos de vez en cuando”.
“Pocas cosas son realmente
imposibles. La mayoría de las veces esa no es más que la excusa prefecta tras
la que escudarnos. La forma en la que justificamos ante nosotros mismos, y ante
los demás, el no habernos atrevido a perseguir nuestros sueños”.
“Tenía razón, nadie mejor que yo sabía
lo sencillo que era dejarse vencer y lo duro que resultaba plantar cara,
marcarse un objetivo y no parar hasta conseguirlo pese a los obstáculos que te
ponía el mundo, y aquellos que nacían dentro de ti mismo”.
“Me había costado meses verlo,
pero tenía un futuro por delante si decidía luchar por él. Existían cosas que
no podría volver a hacer, si bien aún quedaban muchas otras cosas que sí”.
“Había aprendido que la felicidad
debía aprovecharse en el momento en el que se presentaba”.
“No entiendo como no te llegó la
carta de Hogwarts, porque no me cabe la más mínima duda de que eres una maga y
yo el afortunado muggle al que has hechizado”.
“Vamos a hacerlo por nosotros.
Solo somos tú y yo ahí fuera. Tú y yo”.
“Era consciente de que todos esos
tics formaban parte de una tonta manía supersticiosa, pero reconocerlo no
evitaba que me sintiera incomoda si no las llevaba a cabo”.
“–Intento no reaccionar así, créeme,
pero me cuesta.
–Quizá te sería más sencillo
lograrlo si compartieras el peso con alguien.
–Eso solo haría que pesara aún
más”.
“Quiero dejar mi pasado atrás,
¿no puedes hacer tu lo mismo?
Podía, porque sabía que aferrarse
a este nunca traía nada bueno. Había que aprender de él, asimilar tanto lo
bueno como lo malo porque, al fin y al cabo, cada una de nuestras vivencias nos
enseñaba, nos moldeaba. Pero luego teníamos que dejarlo ir para poder disfrutar
del presente, para poder mirar al futuro”.
“Siempre que ese pasado no
amenace con destruir lo que estamos construyendo”.
“Intentaba no darle muchas
vueltas a esa posibilidad ya que era como vender la piel del oso antes de
cazarlo, y si algo había aprendido era a centrarme en el presente”.
“Cuando lo hizo vi en sus ojos el
dolor y el miedo a que no aceptara. No quiere que hurguemos en su pasado y no
puedo obligarle a destaparlo por mí. No cuando se cuánto está luchando por
superarlo”.
“Solo espero que ese cambio sea
una mejora real y no la engañosa calma que precede a la tormenta”.
“Los secretos… en ocasiones eran
necesarios, mientas que otras veces mataban las cosas antes de que tuvieran la
oportunidad de crecer”.
“No quería pensar más, ni sentir
más, solo perderme en el cansancio y dormir hasta bien entrada la mañana
siguiente”.
“El silencio era su respuesta”.
“No tenemos nada de qué hablar.
Porque lo único que voy a sacar en claro es lo que ya sé: que me mentiste a la
cara, que me abandonaste, que me fallaste. Y que, al parecer, ni siquiera
merezco una explicación”.
“¿Crees que te veré de forma
diferente una vez que sepa lo que quiera que te paso? ¿Es eso? ¿De verdad
piensas que puede haber un futuro para nosotros si eres incapaz de ser sincero
conmigo, si no puedes fiarte de mí? Estas son las cosas que terminan con las
parejas. No lo que ocurrió en el pasado, sino lo que permites que pase en el
presente”.
“Nada, ni siquiera el amor, podía
funcionar sin confianza mutua”.
“–Se ha acabado, el sueño se ha
acabado.
–Pues vuelve a cerrar los ojos y
sueña otro”.
“Abrí un ojo y lo volví a cerrar
con un quejido, porque tan pronto tuve contacto con la realidad esta se tornó
densa, sofocante, y me cubrió como una manta demasiado pesada”.
“Enterré la cabeza en la
almohada, lo único que quería era quedarme en la cama. Solo tenía ánimos para
dormir, ya que solo la inconsciencia hacia que desapareciera esa tristeza que
era como un corte profundo que se negaba a cerrarse. Por desgracia, quedarme
regodeándome en mi autocompasión no serviría de nada. Por más que me escondiera
en las sabanas, por más que llorara, no cambiaría lo ocurrido”.
“Todo mi ser se debatió entre
luchar o huir. La reacción que a lo largo de los años se había convertido en
instinto me instaba a largarme, a no lidiar con eso, a aferrarme a lo único que
había conocido siempre: el silencio. Mantener la boca cerrada, aparentar que no
ocurría nada, que todo iba bien”.
“No era mi pasado lo que se
interponía entre nosotros, sino lo que yo estaba dejando que ocurriera en el
presente”.
“Me creía fuerte, un
superviviente, cuando lo cierto era que desde hacía demasiado tiempo no había
sido más que una víctima a la fuga”.
“Un único comentario despectivo
no es un problema, uno cada día es como un cáncer en tu mente, que la va
corroyendo lentamente sin que apenas te des cuenta”.
“La violencia nunca debería ser
la respuesta, aunque existen personas en este mundo que no se merecen seguir
respirando. Es triste y cruel, pero es la verdad”.
“–Una sola acción durante una
situación límite no nos define.
–Puede, pero el resto de
elecciones que hacemos a lo largo de nuestra vida, si”.
“No has sido un cobarde. Tu
historia debe ser algo muy difícil de compartir, y más cuando te has obligado a
guardártelo para ti con tanto celo desde que eras un niño”.
“La vida no es una película o un
libro. A veces, en la realidad, la mejor manera de derrotar al malo no es
matándolo o encerrándolo, sino siguiendo adelante, viviendo y consiguiendo ser
feliz. A veces, la mejor manera de vencer es condenar a esa persona al olvido;
porque si deja de importarte, ya no tiene poder alguno sobre ti”.
“En cuanto me tocara descubriría
las cicatrices que surcaban mis caderas, la prueba física de mi debilidad, el
recordatorio imborrable de todas esas veces en las que no había sido lo
suficientemente fuerte como para soportar el dolor”.
“Y por fin podría adentrarme en
el cómo merecía: con una sonrisa, acompañada de una punzada de dolor, sí, pero
que importaba. Bien poco, la verdad, si los que imperaban eran los buenos
recuerdos y no la rabia, la desesperación o el sufrimiento”.
“Pero había aprendido a asumirlo,
a dejar de mirar al pasado y clavar la vista en el presente y en las cosas que
si estaban en mi mano”.
“Doce meses en los que el dolor y
la culpa se diluyeron lo suficiente como para dejarme ver y sentir momentos con
los que llenar mi tarro de cosas buenas. Un tiempo en el que había visto a mi
mejor amigo plantar cara a sus demonios, dejar de mirar el pasado, afrontar el
presente y luchar por un futuro”.
“Mantén siempre la esperanza. Un
pensamiento, una creencia, a la que había intenta aferrarse siempre, incluso
cuando sentía que se estaba perdiendo a sí mismo, diluyéndose con el dolor, el
miedo, el odio, la rabia, la impotencia…”.
“Yo. Me he autolesionado desde
que tenía doce años. Desde que aprendí que el daño físico aliviaba la
asfixiante angustia emocional”.
“¿Cuánto debía pesar la realidad
de una persona para que lastimarse a sí misma fuera lo único que pudiera
aligerar su sufrimiento? ¿Cuánto para que se cobrara la luz de un niño?”.
“Cuando era un crío no tenía otra
forma de enfrentarme a lo que ese mal nacido nos hacía pasar. Me aferre a la
idea de que crecería y me haría más fuerte, pero crecí y seguí siendo débil y
patético como un puto adicto incapaz de resistirse a un último chute, porque
renunciar a esta significaría abandonar lo único que, aunque fuera por un corto
espacio de tiempo, me hacía escapar y sentirme libre”.
“Te equivocas. Siempre has
rebosado fortaleza. Nunca te rendiste, seguiste adelante luchando no por ti,
sino por Ben. Y el que necesitaras una vía de escape para sobrellevarlo no te
convierte en un pusilánime”.
“Gracias por recordarme lo que es
ser feliz”.
“A veces necesitamos recibir un
duro golpe para despertar”.
“No puedo pedirte que me perdones
ya que no se si yo misma lograre hacerlo algún día, lo que si te ruego es que
aceptes mis disculpas”.
“No se despidió, simplemente se
fue. Puede que por miedo a que si nos decíamos adiós en esa ocasión seria el
definitivo”.
“Una parte de mí se alegra de que
por fin haya sido capaz de salir de ese letargo en el que estaba sumida. Sin
embargo, el rencor sigue estando ahí y no sé si algún día desaparecerá lo
suficiente como para que me permita dejar de culpabilizarla”.
“Y los dos habíamos sufrido
demasiado como para querer aferrarnos a una relación que solo nos haría más
daño”.
“Aunque nuestros caminos no
volvieran a cruzarse, saber que el otro estaba bien, feliz, bastaría”.
“Porque a veces querer a alguien
era dejarlo ir”.
“Una cosa es perdonar y otra muy
distinta olvidar”.
“Ambos sabíamos cómo las cosas
podían cambiar en un instante. Por eso nuestra promesa no hablaba del mañana,
sino del día a día. Porque siempre estaba hecho de incontables ahora.
Y tan solo un segundo podía
contener un infinito”.
Me siento bastante feliz de poder
haber sido testigo de un debut tan sensacional, con una historia hermosa y
personajes muy bien construidos además de adorables, aunque eso no lo salva de
tener un instant love. Virginia nos regala una historia llena de superación
personal, amor, apoyo familiar, lealtad, de lecciones de vida, de deseos de
buscar el cumplimento de nuestros sueños, una historia que vale la pena de
principio a fin. Justamente este libro lo leí cuando sufría de un cuadro
depresivo y además un bloqueo lector, puedo decirles con completa sinceridad
que me ayudó muchísimo a recordar porque amaba leer, además de darme ánimos
para volver a ese mundo tan mágico, como lo es la lectura. Muero por conocer
los futuros trabajos de la escritora.
Veredicto:
“Tan solo un segundo” es un libro
poseedor de una historia hermosa. No solo lo amaras si eres amante del patinaje
artístico, pues también posee factores que te harán quererlo conforme tu
lectura avanza. Además tendrás varios personajes memorables de los cuales
encariñarte. Si tienes la oportunidad, no dudes en tener la experiencia de esta
lectura, pues créeme, valdrá la pena.
Sobre la escritora:
Nació el 18 de enero de 1982 en Cádiz, ciudad en la que reside junto a su marido y su gato. Es una enamorada de Japón y una “seriéfila” y cinéfila empedernida, adora viajar, los animales (sobre todo los lobos y los felinos) y no podría vivir sin música y sin libros. Ya desde niña sintió la necesidad de crear sus propias historias. Sin embargo, pese al puñado de cuentos, relatos y guiones para cómics que escribió a lo largo de su infancia y adolescencia, nunca logró finalizar nada más largo. No fue hasta 2011, y gracias a la guía del escritor José de La Rosa en su Taller “Escritura de Novela Romántica”, que tuvo una base sólida con la que empezar a trabajar. Dos años después, puso el punto y final a su primera novela (una historia que llevaba casi una década con ella). Desde entonces no ha parado de crear, de aprender, de intentar mejorar y de soñar con que algún día sus novelas dejen de ser solo suyas y cobren vida en manos de los lectores.
Me encanto este libro tanto por la trama como por los personajes que son adorables a pesar de la dureza de algunas cosas que tienen que vivir.
ResponderBorrarSaludos
Hola! A mi me gusto mucho este libro cuando lo leí, tal vez si lo releyera no me gustaría tanto como la primera vez que lo hice. Gracias por la reseña, me encanto.
ResponderBorrarBesos.
Hola, bella. Muchas gracias por tu reseña y por recordarme un libro que tengo muchas ganas de leer, ya que además soy muy fan del deporte desde hace años.
ResponderBorrarUn besote!
Hola!
ResponderBorrarLo leí el año pasado y fue una de mis mejores lecturas, me gustó muchísimo.
Besitos :)
Concuerdo contigo en que la portada es hermosa, y suena como el tipo de libro que me gustan hasta que llegaste a lo del instalove, la cosa que más odio en el mundo. Pero si se me presentara la oportunidad, obviamente lo leería, jaja.
ResponderBorrar¡Hola! Tengo super pendiente esta historia desde hace un tiempo, espero poder leerla este año
ResponderBorrarBesos